lunes, 21 de julio de 2008

¿Derecho y Justicia?

Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia,…”. Así reza nuestra constitución en su artículo 2.

Pero que pasa cuando aplicando el Derecho no se obtiene justicia, o cuando los operadores de justicia manejan el proceso como si se tratara de una obra de literatura del genero “novela negra”, donde lo importante o resaltante de la trama no es la solución del homicidio o delito, sino todos los abusos que comete el protagonista, o las travesías que pasa para llegar al asesino o delincuente.

Así parece que sucede ahora en los procesos penales de Venezuela. Las victimas de delitos se convierten en doblemente victimas, cuando tratan de que el Estado les repare el daño causado, o simplemente que se les brinde protección.

Por su parte, los imputados, inocentes o no, verificable desde el inicio del proceso o no, deben someterse a los caprichos de los jueces o fiscales, a pesar que dichos caprichos atenten contra la ley.

En pocas palabras, nuestro sistema de administración de justicia penal garantista, avanzado, y teóricamente expedito y célere, por falta de mentalidad, cultura, conciencia social, y muchas veces de conocimientos jurídicos mínimos de nuestros administradores de justicia, se ha convertido en la mejor arma de personas con poder económico o político, o simplemente de ignorantes con poder.

Hoy mas que nunca me doy cuanta de la cruda realidad de que el derecho penal es simplemente un mecanismo de control social, y no una forma para defender la libertad y demas derechos de las personas.

La impunidad, generada por muchos factores que ni siquiera los nombro, pues no terminaría nunca, han generado en el colectivo criminal el pensamiento que el que comente un delito y lo capturan o someten a un proceso legitimo, es porque tiene mala suerte, pues lo general es que éste no sea capturado o procesado, al contrario del pensamiento o percepción que debería reinar en los ciudadnos, como es que al cometer un delito, tienes suerte si no eres capturado o procesado. En pocas palabras, debería la impunidad ser la excepción y no la regla, como sucede actualmente. Ineludiblemente esto nos lleva a lo que yo he llamado “soluciones practicas a problemas diarios”, en el sentido que como hay mucha impunidad, entonces hay que procesar o detener a todo el que tenga que ver o no con lo que se investiga, y así generamos en la sociedad la falsa percepción que estamos haciendo algo para luchar contra la impunidad.

Todo esto esta acabando con nuestro país, y lo que no terminan de entender los administradores de justicia, es que forman parte de un "sistema", y si uno de sus componentes no funciona bien, el resto tampoco lo hará.

De nada sirve mejorar a los jueces, si lo fiscales no se dan basto, convirtiéndose de esta manera en vulgares gestores de tramites administrativos, y no en verdaderos paladines de la justicia y del derecho. De nada sirve pagarles más a los funcionarios del poder judicial, sino seleccionamos para tales a los más honestos y honorables, y tampoco les exigimos rendimiento y preparación.

En conclusión, de nada sirve tantas leyes, si impartir justicia no es nuestro máximo fin.

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